martes, 20 de enero de 2009

Bodegón de manzanas desesperadas

original, aprox 21cm x 29.7 cm (8.3" x 11.7")
papel bond 80g
lápices de colores Karat Aquarell de Staedtler
Era una tarde de hace como 4 años (en el 2004), estaba embarazada, para variar de visita en la casa de mis padres con mi hija mayor, aburrida a más no poder y desesperada por pintar algo y TERMINARLO rápidamente. En esa época estaba pintando un par de, llamémoslos, reproducciones. Es decir, había buscado fotos de pinturas en la red y me había decidido a pintarlas lo más parecidas posible. Y eso me tomaba muuuuuucho tiempo. Literalmente meses. Y eso era (es) muy frustrante, porque uno desea terminar cada pieza, el resultado final es, en mi caso, lo más esperado, poder apreciar lo que mis manos han sido capaces de hacer.

Entonces, en un acto de desesperación, decidí que iba a pintar algo y a terminarlo esa misma tarde, porque ya estaba harta de no terminar nada, y agarré dos manzanas que tenía mi mamá en el frutero de la cocina, las puse en la mesa del comedor, y las dibujé. Luego las pinté, me imaginé cómo serían las hojas (la pintura que esta 'reproduciendo'-copiando- en casa en ese momento me había hecho practicar bastante el tema de las hojas), el fondo, el mantel, y hasta le puse un trozo de manzana por delante, para completar la composición. Incluso el marco de la pintura lo hice siguiendo el estilo de las pinturas que estaba copiando: la pintura no llega a los bordes del papel, sino que se crea un recuadro interno que sirve de margen, del cual se permite salir a algunas piezas de la pintura, para darle cierto interés. Y así, en un arranque desbocado, terminé la imagen que presento hoy. Mi primer original.

Disfruté enormemente el hacer esta pintura, porque no tenía que ser fiel a un original, estaba copiando del natural y podía tomarme algunas licencias, lo importante no era el hiperrealismo, sino que la pintura final estuviera bien, simplemente. Sentí libertad. Fue maravilloso.
En esa época no tenía todavía mis amados polychromos, sólo tenía mi set de 24 colores acuarelables Karat Aquarell de Staedtler, que no sé si serían profesionales. Fueron un regalo navideño de mis padres de la época en que estaba en la universidad. Amaba esos colores, me acompañaron toda la carrera, y los usaba para colorear los dibujos de la guía de prácticas del curso de botánica (mi hermosa guía de prácticas, jamás nos las devolvieron, y para qué, terminar en el reciclador en el mejor de los casos...). Aún los conservo, les tengo un cariño especial...

Con esos colores podía darme el lujo de poner los brillos blancos encima de la pintura terminada, pues lo hacía con la punta mojada. En la técnica normal con lápices de colores los espacios brillantes se deben dejar en blanco desde el inicio. El blanco no se puede aplicar encima de otras capas de color, como en el caso de la pintura al óleo o con acrílicos.

Como yo no sabía nada de eso, me las ingenié. El resultado no es tan pulcro, pero de lejos no se ve tan mal, creo :)

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